Ni Muts ni a la Gàbia, manual antirepresivo

POSTED IN Solidaritat, Textos 19 octubre 2014

text de Marta Moya @doctoraqueen

El trabajo antirepresivo es inevitable, nos acompaña siempre, desde el principio, desde que decidimos que algo nos parece injusto y en consecuencia actuamos contra ello. Desde el primer pensamiento, desde la primera acción. Nos persigue.

Estos días de seguir la campaña de Ni Muts ni a la Gàbia me han removido, me han permitido asomarme otra vez al espejo que te pone la represión delante, ver mis miedos, los de los otros, ver sus consecuencias. Me han permitido volver a ver cómo reacciono ante ella, cómo me asusta, cómo me hastía, ver cómo es tan fácil evitar, negar, caer en el “no pasará nada” y quedarme tranquila. Hasta que no he tenido más remedio que despertarme, o más bien, hasta que no me ha quedado más opción. ‘Ni muts’ ha sido un terremoto antirepresivo, ha desatado una reacción en cadena que me asombra hoy en día. Ha despertado la solidaridad, la creatividad, la ilusión en los que tenemos la suerte de estar cerca. Ha sido una buena hostia para asustar al olvido, a la comodidad, a la apatía, a la indiferencia.

El trabajo antirepresivo apesta, es la parte más macabra de la lucha por cambiar las cosas, te machaca, te consume, te roba la energía, te borra la sonrisa. Es una de las armas más poderosas que tienen contra nosotras. Destroza proyectos, colectivos, parejas, amistades. Desgasta, nos secuestra las fuerzas para seguir creando, defendiendo, cambiando. Pero a veces se consigue darle la vuelta a la tortilla, se consigue que esa lacra les afecte a ellos más que a nosotras. Y eso es lo que está consiguiendo la buena gente de Ni Muts ni a la Gàbia.

La campaña de Ni Muts ni la la Gabia es un manual antirepresivo y nos enseña cosas, nos enseña que para luchar contra la represión conviene estar convencido de lo que una hace, e hizo, y aceptar sus posibles consecuencias. Para que no lleguen aquellas frases asesinas de “si lo hubiera sabido yo no…” o “nadie me explicó que esto podía pasarme…”. Hace unos días uno de los encausados lo explicaba claramente después de pasarse unas horas con el brazo dentro de un bidón de hormigón: “Hay gente que no entiende que seamos nosotros los que nos hayamos enbidonado, pero es que precisamente esa es la clave; nosotros asumimos las consecuencias de enbidonarnos, siempre lo hemos hecho, lo que no asumimos es que nos carguen con cosas que no hicimos”.

Hace casi 10 años de aquellos talleres que hicimos con la gente contraria al Pla Caufec, en ellos el tema de la represión siempre estuvo presente, qué hacemos, por qué, qué puede ocurrirnos, qué queremos asumir. El cuidado para que las decisiones fueran realmente colectivas, que nadie se sintiera obligado por el grupo, que no hubiera falsos consensos. Y luego vinieron muchas acciones y reflexiones que revolucionaron nuestro día a día y que pusieron el Pla Caufec en primera plana, y muchas colaboraciones en las luchas que despertaban y despiertan a nuestra ciudad.

Y hoy de nuevo, 10 años después porque la represión muchas veces viene con retraso y te pilla desprevenida, te vuelven a mirar a la cara, al corazón y ves que aquella semilla se ha hecho árbol y dado frutos, que hasta en momentos de mierda en los que te caen los juicios indiscriminadamente pueden arrancarnos de nuevo otra sonrisa, ponernos su nariz de payaso, y decirnos que la represión es un arma de doble filo y que hay que dominarla para que apunte hacia otro lugar. Gracias.

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